sábado, 19 de mayo de 2012

Los sindicatos piden a los padres de alumnos que no los lleven a clase el día de la huelga


Madrid, 18 may (EFE).- Los principales sindicatos de la enseñanza pública han llamado hoy a un millón de trabajadores de todos los niveles formativos a secundar la huelga general educativa del 22 de mayo, además de pedir a los padres de 7,5 millones de alumnos no universitarios que no los lleven a clase ese día.
En rueda de prensa, FETE-UGT, FE-CCOO, ANPE, CSIF y STES han confiando en que la movilización será un "éxito sin precedentes" contra los "recortes" y "agresiones" del Gobierno y del ministro de Educación, José Ignacio Wert, contra la escuela pública.
Entre otras iniciativas, los sindicatos han propuesto a toda la comunidad educativa una "noche de vigilia" en instalaciones escolares del 21 al 22 de mayo, que los centros cuelguen lazos y pancartas verdes el día de la huelga y concentraciones y manifestaciones en todas las provincias.
Además, los profesores explicarán en los centros la importancia del mantenimiento de los servicios públicos de calidad entre el 21 y el 25 de mayo, se pide a los alumnos y docentes que esos días acudan vestidos de verde como señal de protesta y habrá asambleas informativas y otros actos en las universidades públicas.
Aparte de la convocatoria nacional por parte de estos sindicatos, las organizaciones laborales más representativas de Baleares y País Vasco han optado por no convocar huelga, sino otro tipo de movilizaciones para esa jornada, mientras que los de Galicia aun no han decidido si parar, según ha explicado el secretario general de FETE-UGT, Carlos López.
Ha aludido a la reducción de un 21 por ciento de los presupuestos de educación del Estado de 2012 y al decreto-ley de medidas convalidado ayer por el Congreso para que las comunidades autónomas puedan ahorrar más de 3.000 millones de euros en enseñanza, por lo que ha confiado en una huelga "mayoritaria" para el Gobierno sea consciente de que "tiene que cambiar" la política educativa.
El presidente de ANPE, Nicolás Fernández, ha indicado que todos los centros educativos estarán abiertos, al menos con el director, miembros del equipo directivo y varios servicios en funcionamiento.
Ha lamentado que los servicios mínimos sean "tan restrictivos" para el ejercicio del derecho de huelga en la educación, pero también ha reconocido el de los padres y los alumnos a asistir a los centros escolares, al tiempo que ha augurado que "no habrá clase" si el seguimiento de la huelga es masivo.
Fernández ha asegurado que el aumento del máximo de alumnos por aula y el de las horas lectivas del profesorado, que está "desmoralizado y desconcertado", supondrá la "pérdida de numerosos interinos" y tendrá un efecto "devastador" en la escuela rural en los próximos años.
Ha precisado que la movilización no es sólo contra la administración central, sino también contra las comunidades que han secundado las medidas de racionalización del gasto.
"Hasta ahora, las reformas educativas sólo han sido la poda y recortar la escuela pública", lo que afecta a la calidad y condiciones sociolaborales del profesorado, ha asegurado el líder de ANPE.
Para el secretario general de FE-CCOO, José Campos, la huelga se va a convertir en el "cortafuegos del incendio educativo que está haciendo el ministro", en el "fortín y el muro en el que se va a estrellar el 'tsunami' de recortes del Gobierno" y los que "seguro" que vendrán en los presupuestos de 2013.
Todos los sindicatos, según Campos, la comunidad educativa y otras organizaciones sociales y grupos políticos, como IU, dirán "¡Basta ya!" al Gobierno en una huelga "histórica", que también apoyan la confederación de padres CEAPA, mayoritaria en la escuela pública, y el Sindicato de Estudiantes.
Campos ha opinado que "sobran los motivos laborales y educativos" y ha acusado al ministro de querer hacer un "erial" de la educación, de ser un "manostijeras", un "atila" que quiere destruirla y convertir las aulas en "latas de sardinas", en alusión al aumento del máximo de alumnos por aula.
Por el CSIF, Adrián Vivas ha asegurado que se van a resentir particularmente los centros más pequeños y los avances en idiomas o nuevas tecnologías, lo que ha interpretado como un "cambio de modelo" educativo a través del "debilitamiento" de la enseñanza pública.
Voro Benavent, por parte del STES, ha opinado que se pone en "peligro de muerte" la educación pública y se va a "hipotecar completamente" la preparación de los hijos.
"Este no es el camino para salir de la crisis", ha apostillado.
Publicado en elEconomista.es

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