martes, 11 de septiembre de 2012

Hacia una escuela pública asistencial (artículo de opinión)

Os recomendamos la lectura de este artículo de Jordi Martí publicado en www.xarxatic.com:

Es curiosa la cantidad de artículos, normalmente escritos por inefables economistas (esos que siempre tienen la solución para los grandes problemas del país y, que ¿no? nos han llevado a la situación actual), que exponen las soluciones para una mejora educativa significativa en nuestro país. Una mejora que, tal como expresan en la mayoría de sus opiniones, pasa por la privatización del servicio y el abrir el mercado educativo (sin tapujos) a los inversores. Un mercado educativo que, por lo que se ve, supondría unos ingentes beneficios para unos modelos de negocio caducos que necesitan nutrirse de las subvenciones públicas y de falsas crisis educativas que ellos mismos se encargan de potenciar. No olvidemos nunca quién se halla detrás de los grandes lobbies educativos. Unos lobbies de los que cuesta mucho tirar del hilo para sacar la madeja. Unos lobbies que, si fueran publicitados los nombres de quienes hay detrás de los mismos, quizás nos llevaríamos una sorpresa. Una sorpresa que, a pesar de la tan inefable propuesta de ley para la transparencia, hace que sea prácticamente imposible llegar a esos grupos que gestionan las grandes líneas editoriales de libros de texto y las empresas que hay detrás de la mayoría de centros concertados. Unas empresas cuyo titular siempre es difícil de encontrar.
Esta mañana ha llegado a mis manos el artículo de Juan Ramón Rallo. Un artículo escrito por un economista, del cual no he conseguido hallar ninguna referencia a sus conocimientos educativos, en el que afirma textualmente lo siguiente:
Esta crisis, no sólo presupuestaria sino también de patrones de especialización productiva, constituye el mejor momento para revolucionar la educación devolviéndosela a alumnos, padres e inversores
Propugna abiertamente que los grupos inversores se apoderen de los últimos resquicios de la Educación pública. Bueno… siempre dejando de lado la educación asistencial. Aquella para los pobres e inmigrantes con pocos recursos. Aquella que no da dinero. Aquella cuyos padres se ven abocados a usar por no poder aún legislar para adoptar posturas esclavistas. Todo se andará.

Eso sí, el defensor de esta privatización colabora en un máster privado. Un máster, según él, maravilloso por las potencialidades y la calidad que ofrece. Es realmente extraño que lo suyo sea tan bueno. Sea una maravilla que, textualmente, “hace que uno sepa invertir con acierto y ganar mucho dinero“.

No puedo dejar de mencionar otras de las perlas de este artículo, como es la defensa a ultranza del homeschooling. Un homeschooling que considera muy tradicional (supongo que para aquellos campesinos de la postguerra cuyos hijos trabajaban en el campo con siete u ocho años). Una tradicionalidad que llevaba a tasas de analfabetismo superiores al 60% (siendo en el caso de las mujeres el porcentaje cercano al 100%). Un tradicionalismo que algunos añoran.


El espectro de experimentaciones, incluso de experimentaciones exitosas según el tipo de alumno, es muy amplio: desde regresar al muy tradicional método de la educación personalizada en casa (el homeschooling) hasta aprovechar internet para impartir clases y titulaciones online a grupos más amplios
Veo que Finlandia es sólo objetivo para lo que interesa. Nadie se plantea que Finlandia tiene una tasa de alumnado en la pública cercano al 90% (los centros privados son muy escasos y los conciertos educativos inexistentes). Nadie se plantea nada de Finlandia como no comulguen los datos con los intereses de quien redacta estos panfletos económicos.

No dudo de la necesidad de dotar de autonomía a los centros educativos, de poder mejorar los resultados académicos de nuestros alumnos mediante intervenciones en profundidad sobre el sistema, de una correcta formación del profesorado, de un control más riguroso de los centros públicos, etc. pero lo que no tolero es que un economista venga a darme lecciones educativas. Una Educación que, no olvidemos, deja de ser negocio cuando lo que se pretende con la misma es una mejora de la sociedad.

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