jueves, 6 de septiembre de 2012

Reflexiones sobre la Huelga Indefinida

La Plataforma por la Escuela Pública de Aranjuez nos ha reenviado este correo de un compañero:


Muy buenas compañeros, os mando unas reflexiones personales sobre la huelga. Es por si os puede servir para los debates que tengais estos días en las asambleas con los compañeros. Es un poco largo, pero si de algo vale, allá va.

Un abrazo y mucho ánimo,
Goico.

REFLEXIONES SOBRE LA HUELGA INDEFINIDA

Vivimos un momento crítico en el que los recortes en el gasto público ponen en peligro la viabilidad y universalidad de los servicios públicos esenciales, como la sanidad y la educación. Aquí me centraré en la problemática educativa, pero sin perder de vista que nuestro conflicto se inserta dentro de un conflicto social general que va en aumento. Así, la convocatoria de huelga indefinida por parte de la Red Verde y la CGT a partir del 17 de septiembre, y que afecta a todos los sectores de la enseñanza pública madrileña, invita a una serie de reflexiones.

En primer lugar habría que preguntarse por los motivos que llevan a esta convocatoria de huelga, y que no son otros que los que nos llevaron a la movilización el curso pasado, añadiendo las nuevas agresiones (subida de ratios, aumento de la permanencia en el centro, supresión de la paga de navidad, etc) y las que se perfilan como futuras medidas (clases de refuerzo en julio, bajadas de sueldo …). Sabemos de sobra que todo ello redunda básicamente en que miles de compañeros interinos se han quedado y se quedarán sin trabajo (compañeros con hijos, hipotecas, etc), en que nuestras condiciones laborales han sufrido un retroceso brutal y que la enseñanza pública sigue degradándose en favor de la concertada-privada. Todo esto lo sabemos y no podemos mirar para otro lado.

En segundo lugar tendríamos que analizar la lucha en el curso pasado para sacar conclusiones válidas para la lucha en el curso que comienza. Y aquí creo que hubo aspectos positivos y negativos. Por lo que respecta a los primeros, el colectivo de profesores (que fueron los que mayoritariamente sostuvieron la lucha) se movilizó masivamente por primera vez en mucho tiempo, llevando a cabo todo tipo de acciones –huelgas, manifestaciones, concentraciones, encierros, conciertos, aulas en la calle, pancartas en las fachadas de los centros, etc- que han hecho que el conflicto fuese visible (el mejor exponente de ello es la omnipresencia de la camiseta verde); además, los docentes crearon de forma espontánea, y con todas las dificultades que ello acarreaba, una estructura organizativa asamblearia que intentó, a veces de forma insuficiente, que las decisiones tomadas fuesen lo más horizontales y democráticas posibles. Ambos aspectos –movilización/visibilidad y organización asamblearia- es algo que debe mantenerse y desarrollarse.

En cuanto a los aspectos negativos, hay que empezar por el que parece evidente: no se ha conseguido que la Comunidad de Madrid retire las medidas recogidas en las Instrucciones de inicio de curso del año pasado; y no solo eso, sino que, como ya se ha dicho anteriormente, este año ha aumentado sus agresiones al colectivo y a la enseñanza pública. ¿Por qué este fracaso? Al margen del carácter duro, intransigente y recalcitrante del gobierno de la CAM, hay dos factores claves que explican la derrota: uno es la falta de sensibilidad y concienciación laboral, colectiva, ciudadana o lo que se quiera de una parte importante de los docentes, que no ha movido un dedo para defender sus derechos, los del colectivo, los de la enseñanza pública o los de la ciudadanía en general. Deben pensar que esto no les afecta (?), que no va con ellos o que otros van a luchar por ellos (¡). Ahora tendrán que decidir si están con los que conculcan derechos o con los que intentan defenderlos: o un 1 o un 2, esta quiniela no tiene X.

El otro factor que explica el fracaso es la postura de los sindicatos mayoritarios, es decir, CCOO, UGT, STEM, ANPE y CSIF. Conviene matizar que los dos últimos, como no podría ser de otra forma en sindicatos de derechas, no han apoyado en ningún momento ningún tipo de confrontación con la administración. Pero, ¿y los otros, con CCOO a la cabeza? Su gestión, su muy mala gestión del conflicto, ha desaprovechado el fervor que existía hace un año, cuando una mayoría estaba por plantar cara a la Consejería con contundencia (en la encuesta inicial que CCOO planteó a los profesores, en torno al 70% de los que contestaron querían o una huelga indefinida o 3 días a la semana de forma indefinida, y las primeras tres jornadas de huelga alcanzaron un seguimiento superior al 75%), y han ido conduciendo al colectivo a una progresiva desmovilización, y con ella, al desencanto. Estos sindicatos defendían la falta de contundencia por el mantenimiento de una unión sindical que nadie entendía y que nunca ha existido. Además, nos han mareado con incontables encuestas que fueron sistemáticamente desoídas cuando no se ajustaban a su calendario de huelgas de un día. Sus delegados, enlaces o liberados sindicales no han colaborado en la creación de la estructura organizativa de la Red Verde, y en ningún momento han liderado, informado y animado a los trabajadores de la enseñanza en su conflicto como era su obligación.

Lo peor es que en el momento actual, como mostraron en la última Asamblea Regional del pasado 31 de agosto y a la que solo acudió CCOO y STEM, no contemplan ninguna autocrítica hacia su actuación pasada y plantean más de lo mismo: no han convocado ni un solo día de huelga y se centran en acciones de “baja intensidad”, que han sido válidas pero completamente insuficientes para conseguir los objetivos. Es más: critican, no apoyan y boicotean la convocatoria de una acción contundente como la huelga indefinida, aplaudiendo muchos de sus afiliados y liberados los argumentos desmovilizadores de algunos de ellos (¡con la que está cayendo!). Se siguen escudando en los resultados de encuestas que, o confirmarán su apatía, o de lo contrario desoirán.

Por todo lo anterior, es decir, que hay motivos más que suficientes para luchar y por el fracaso del modelo de lucha que los sindicatos plantearon el curso pasado (y que quieren continuar en el actual), la única vía válida para hacer retroceder a la Consejería -y esperemos que por extensión al Ministerio de Educación-, es la acción contundente: la huelga indefinida. Dos cosillas sobre ella para terminar: la primera es que la huelga, y sobre todo la indefinida, debe ser el último recurso al que acudir porque es el más costoso para los trabajadores, pero al mismo tiempo es el instrumento más poderoso que ha tenido la clase trabajadora para ir ganado derechos que favorezcan sus condiciones laborales y de vida a lo largo de la historia. Que a nadie le quepa la menor duda que así es como se ha avanzado y que así es la única forma de derrotar a Esperanza Aguirre y cía. El resto de acciones (encierros, manifestaciones, concentraciones, camiseta verde, etc) son muy válidas como acompañamiento y complemento de la huelga indefinida, pero solo por sí mismas se han mostrado insuficientes.

La segunda es remarcar una vez más que la huelga, aunque es un derecho individual recogido en la Constitución, no tiene sentido si no es como hecho colectivo (la RAE la define como: “Interrupción colectiva del trabajo con el fin de imponer ciertas condiciones o manifestar una protesta”). Es el momento en que muchos compañeros tienen que reflexionar si su derecho a no hacer huelga y el respeto que piden por ello, debe primar sobre la unión con sus compañeros más cercanos que luchan no solo por sus derechos sino por los de todos; deben reflexionar si la degradación de los servicios públicos más fundamentales no merece un ¡basta! Es el momento de estar todos unidos en la lucha. 

Goico

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