lunes, 8 de octubre de 2012

QVO VADIS? (artículo de Laura Lamata)

Cada vez que hay un cambio de gobierno la educación tiembla. El motivo es bien sencillo: ¿se nos avecinará una nueva reforma? El actual gobierno no ha tardado ni un año en presentar la suya. ¿Dónde quedó el consenso que se le exigió al exministro Gabilondo? En ésta, como en otras anteriores, no se ha preguntado ni pedido opinión a los miembros de la comunidad educativa.


Todo cambio debe ser para mejorar. Entendemos que el ministro Wert habrá pensado que con la LOMCE los alumnos saldrán mejor preparados para su futuro. ¿O quizá no?

Según el texto presentado, en la etapa de educación secundaria obligatoria los alumnos no tendrán la asignatura de Cultura Clásica en 3º y en 4º como materia optativa. Hasta ahora su oferta era obligatoria en todos los centros. Sin embargo, en el anteproyecto de ley ni se la menciona. Algunos podrán coincidir con el señor ministro en que es una asignatura prescindible, pues eso es algo ya del pasado que poco aporta al presente. ¿Qué pensarán los jóvenes no versados en la política de la antigua Roma sobre, por ejemplo, que los políticos no cobren por sus servicios a los ciudadanos? Quizá, pensarán, es que son todos muy altruistas. Los conocedores del mundo antiguo sabemos que no funcionó entonces y conocemos sus consecuencias. ¿Es la asignatura de Cultura Clásica peligrosa para los jóvenes? Recuerden que a Sócrates le mandaron tomar cicuta precisamente por corromperlos.

En lo relativo al Bachillerato, el Griego se lleva la peor parte. Según el texto presentado, queda como mera asignatura optativa. En la actualidad es, como no podía ser de otra manera, obligatoria para los alumnos de Humanidades. Seguro que alguno dirá: “¿pero eso todavía se estudia?” Afortunadamente, le responderíamos. Los alumnos de Humanidades deben tener unos profundos cimientos para entender su lengua y para comprender las manifestaciones artísticas y literarias. Sin esta asignatura quedarán cojos. ¿Quién entenderá el origen de tantas palabras? ¿Quién distinguirá entre autócratas, tecnócratas o políticos? ¿Son lo mismo?  Es posible que haya quien piense que se puede perfectamente pasar sin saber Griego. Sí, de acuerdo. Pero, ¿a dónde vamos? ¿A dónde nos dirigimos? ¿Caminamos como autómatas o reflexionamos y actuamos tras un análisis?

Grecia y Roma es nuestro pasado. Si no lo conocemos, no nos conoceremos a nosotros mismos. ¿Es lo que se pretende? ¿Acaso es mejor un ciudadano sin criterio?

Laura Lamata

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