martes, 18 de diciembre de 2012

Los recortes en España evidencian falta de estrategia de prioridades... ¿O todo lo contrario?

EL PAÍS.COM: El gran hachazo al bienestar

La casa es bastante nueva, pero se agrieta. Mientras sus empobrecidos inquilinos sufren un deterioro creciente, el casero recorta el mantenimiento, sube la renta e incluso vende algunas partes del inmueble. Esa casa común es el Estado de bienestar español, la principal herramienta para la igualdad de oportunidades y la cohesión social. Ahora padece el mayor hachazo de su corta historia. Al menos 14.885 millones de euros, equivalente al 1,5% del PIB, se han evaporado de las cuentas de las Administraciones central y autonómicas desde 2010 —y eso sin contar los presupuestos autonómicos de 2013 en sanidad, ni el recorte total en servicios sociales— según la estimación elaborada por EL PAÍS.


Desarrollado desde la Transición y ahora acogotado: las tijeras presupuestarias, afiladas con las reformas impuestas por la UE, rebajan, dificultan o encarecen el acceso a los beneficios sociales del Estado de bienestar. Es la crisis, sí, pero también la ideología, coinciden varios expertos que ven de trasfondo la batalla entre el modelo tradicional europeo de bienestar y el neoliberal.

Es el déficit público y el ahorro obligado para contenerlo, justifica el Gobierno, más afanado en cortar la hemorragia que en estudiar sus consecuencias. Ha apostado más por reducir el gasto, según algunos expertos, que por aumentar los ingresos, lo que reduce el peso del Estado.

Para los ciudadanos, con el bolsillo estrujado e inmersos en un mar de incertidumbre y eufemismos —al recorte se le llama ahorro, a la privatización, externalización—, crecen las dificultades. Al aumento del paro y las rebajas de los sueldos se añade una mala noticia tras otra: las ambulancias dejan de ser gratis, hay que pagar más por los medicamentos, la escuela pública pierde recursos, la universidad es más cara, los ancianos mueren esperando su ayuda por dependencia...

Las malas noticias llegan desde 2009, cuando el Gobierno socialista endureció de forma gradual el acceso a las pensiones públicas. Y han arreciado desde 2010. Desplome de los ingresos fiscales —sostenedores del Estado de bienestar—, paro, recesión y obligación imperiosa de cuadrar las cuentas impuesta por la UE y los mercados financieros son sumandos que están arrastrando el modelo de prestaciones universales e igualitarias.

La sanidad, con 7.395 millones de euros menos desde 2010 ha sufrido el mayor tajo. Le sigue la educación: 6.401 millones menos —incluido el presupuesto total del año que viene—.

Si se necesita cortar, hay que hacerlo, el problema está en por dónde se corta”, afirma uno de los grandes estudiosos a nivel global del Estado de bienestar, el danés Gosta Esping-Andersen

Y en ese terreno España, con una situación “brutal”, suspende. “Es preocupante la falta de una estrategia de prioridades. Me da la impresión de que los recortes se hacen a ciegas, sin pensar en las consecuencias a medio plazo”. “No ha habido tiempo para reflexionar. Los objetivos de déficit marcados por la UE han obligado a tomar medidas rápidas”, admite el director general del Imserso, César Antón, experto del PP en bienestar social.

“En Escandinavia, lo último que se tocaría es la educación infantil y primaria. No se ve como un gasto, sino como una inversión. En España es al contrario: es un área con un recorte brutal que pagan los niños con dificultades en términos de igualdad de oportunidades”, puntualiza el experto nórdico, profesor de la Universidad Pompeu Fabra. Abundan los botones de muestra: el Gobierno ha frenado en seco la financiación para las nuevas escuelas infantiles y va a cancelar los planes contra el abandono escolar o las clases de refuerzo. A estos recortes se suman otros mucho más relevantes, los de las comunidades autónomas. Los tijeretazos afectan a todo el entramado: menos profesores y más alumnos, ayudas de libros o de comedor en picado, tasas universitarias encarecidas hasta en 500 euros.

“En todos los niveles educativos, la igualdad de oportunidades se está desmantelando con el apoyo a la enseñanza concertada como hilo conductor. El ministro [de Educación, José Ignacio] Wert, se ha plegado a los planteamientos de la Iglesia. Se aumentan las tasas y se liquidan los recursos en la educación básica”, asegura Juan José González Rodríguez, profesor de la UNED experto en Estado de bienestar. “Los recortes se cargan la calidad de la enseñanza pública y con esa excusa se favorecen los conciertos privados”, añade Manuel de la Rocha Vázquez, del colectivo progresista Economistas frente a la crisis. Y luego, están las distintas políticas autonómicas. En Madrid, con gobernantes liberales, existen, por ejemplo, exenciones fiscales para ir a centros privados. “Benefician a los más pudientes. Suponen unos 65 o 70 millones de euros”, añade.
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