lunes, 2 de diciembre de 2013

"Educación pública y gratuita: la cura para un país enfermo" (Dácil Mujica)

Gracias a  hemos leído este artículo publicado en LA CASA DE MI TÍA.ES 


Educación pública y gratuita: la cura para un país enfermo - por Dácil Mujica Santana, Miembro del Sabor Local de Nueva Canarias en Arucas
Pérez-Reverte decía ayer que los políticos, representantes sindicales y empresariales, y, en general, los cargos de representación de hoy  son el síntoma de una enfermedad, y que dicha enfermedad es la ciudadanía, o sea,  nosotros. Son nuestro reflejo, y que el problema en este país es la educación. Paralelamente,  hace unos días estuvimos en una manifestación contra la LOMCE (otra más…) porque supone un cambio de modelo educativo que nos retrotrae al pasado, una ley educativa que es el resultado de una ideología egoísta que no busca la igualdad de oportunidades, sino todo lo contrario, pero que cuenta con la legitimidad de haber sido realizada por un gobierno elegido en las urnas.
Así las cosas, las preguntas se me agolpan en la cabeza. ¿El fallo es nuestro por haberles votado masivamente aún sabiendo lo que ello suponía? ¿O es que realmente no lo sabíamos? Y, en todo caso,  ese desconocimiento -prefiero inclinarme por lo segundo-, ¿se debe a una manipulación de la información pre-electoral o a una comprensión lectora  de los programas electoras insuficiente por parte de la ciudadanía? Y es más, ahora, viéndonos ya con este problema encima, es decir, conscientes de que nos gobierna un partido que amparado en una crisis económica aprovecha para cambiar un país a su antojo, cargándose a velocidad vertiginosa los derechos adquiridos e ignorando muchos otros, tanto, que se puede decir que están cargándose el estado de derecho y de bienestar, como decía, ante este panorama, ¿dónde se ha metido el partido mayoritario de la oposición?¿es que ellos también son víctimas de una educación que no les enseñó cómo ejercer sus responsabilidad desde ese lado del hemiciclo?
Desde luego, creo que en cualquier caso, la reforma educativa, o mejor dicho, la reforma en  Educación (no se merece ese calificativo, porque no creo que sirva para educar) va a agravar la situación. Entre otras muchas cosas,  la asignatura de Educación para la Ciudadanía podía haber sido la cura para la enfermedad de la que estamos hablando. Esa era la idea. Por eso, cargársela va a perpetuar nuestra ignorancia en todo lo relacionado con los entresijos de nuestro sistema de convivencia: seguiremos sin entender lo que dice realmente un programa electoral, sin saber sacar nuestras propias conclusiones sobre las actuaciones de nuestros representantes públicos; y lo peor, seguiremos sin saber reaccionar ante un gobierno legal, pero totalmente deslegitimado.
También Arturo Pérez Reverte decía que otro problema social del que adolece España  actualmente es que no hay conciencia de clases, el “divide y vencerás” aplicado por, según él, la casta política -que podría equipararse a la aristocracia de antaño- les ha dado resultado, porque el individualismo impide la organización y la lucha social eficaz.  Yo, en cambio, no estoy de acuerdo con él en este punto. Es cierto que es la minoría, pero tenemos pruebas para afirmar que ni todos los políticos son iguales, ni tampoco lo son todos los ciudadanos. Medidas tomadas en diferentes ayuntamientos, las mociones presentadas por algunos grupos políticos, las asociaciones y plataformas ciudadanas surgidas para dar respuesta a las situaciones extremas en las que se encuentran tantas familias prueban que aún hay esperanza.
Además, confío ciegamente en que también dará sus frutos más pronto que tarde la formación en valores solidarios en que desde las aulas damos los docentes a nuestros alumnos, alumnos a quienes ayudamos a convertirse en ciudadanos adultos y responsables desde cada una de las materias que impartimos, en cada momento que compartimos con ellos. Es cierto que Educación para la Ciudadanía sería el marco idóneo para trabajar con ellos contenidos relacionados con derechos civiles, política, democracia y convivencia social; pero no es la única manera de transmitir los valores que generarán en ellos el sentido común suficiente para que, a pesar de quien sea, ejerzan con responsabilidad y solidaridad la desobediencia civil que hoy, nosotros no estamos sabiendo ejercer.
Por último, mi idea final pretende ser  de palabras de ánimo y aliento para todos aquellos docentes que aunque desilusionados con la situación actual, siguen creyendo que la educación es la respuesta, que educar el corazón es igual de importante que educar el cerebro, y que sólo la educación pública y gratuita puede asegurar la igualdad de oportunidades. A todos ellos les digo lo siguiente: recuerden las palabras de Delors en La educación encierra un tesoro: “aprender es una actividad que se lleva a cabo durante toda la vida”; y es que la vida es aprendizaje. Por eso, a pesar de que nos estén recortando, debemos seguir ejerciendo nuestra profesión: si la vida es aprendizaje, cualquier elemento que nos rodea es susceptible de convertirse en un recurso pedagógico. Lo importante es el contenido que transmitamos a quienes nos escuchan, y seguir luchando para que devuelvan a la Educación los recursos que le pertenecen por derecho propio.  Deseo y creo posible que, sea desde la asignatura que sea, en las escuelas seguiremos hablando de respeto, solidaridad e igualdad de derechos y oportunidades. Es la medicina definitiva para terminar con la enfermedad que provocan las  ideologías como la que hoy nos gobierna.

Dácil Mujica Santana
Miembro del Sabor Local de Nueva Canarias en Arucas

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