viernes, 18 de julio de 2014

Dime dónde vives y te diré cuánto pagas por que tus hijos vayan a una escuela infantil. Madrid es la Comunidad más cara de España

La Plataforma por la Escuela Pública de Aranjuez nos envía este artículo

EL PAÍS.COMDesiguales desde la guardería

[...] Los padres suelen pagar en función de la renta familiar, pero las comunidades y, en muchos casos, los ayuntamientos (buena parte de esos centros son municipales) fijan sus propios precios para estos centros escolares públicos, que también presentan una extraordinaria heterogeneidad a la hora de establecer cuotas especiales a familias numerosas o por tener a varios niños a la vez en la escuela.
Por ejemplo, una familia compuesta por padre, madre y bebé menor de un año que gana 25.400 euros anuales (la renta mediana de los hogares españoles en 2010, según el Banco de España) pagaría por una plaza pública 82 euros si consigue entrar en un centro público dependiente del Gobierno aragonés (solo son 12 de las 200 escuelas de la región; el resto dependen de los consistorios). Sin embargo, abonaría 121 en Castilla y León (aunque aquí los centros autonómicos acogen solo a un tercio de los alumnos), 167 en Andalucía, algo más de 200 en Navarra o La Rioja y 336 euros en Madrid. Eso, por tener al niño escolarizado a jornada completa (suelen ser siete horas) y por el comedor, pero sin contar las posibles horas extra que muchos padres han de sumar para cuadrar sus quehaceres laborales.
[...] Estudios, estudiosos e instituciones de todo tipo insisten desde hace muchos años en la importancia de esta etapa desde el punto de vista social —para la conciliación, la economía y, al final, la natalidad, que en España es de las más bajas de Europa— y el educativo —sobre todo, para corregir desigualdades de partida de sectores menos favorecidos que después son mucho más caras de compensar—. Pero la cobertura no está garantizada: la escuela infantil para menores de tres años no es obligatoria ni gratuita, tampoco en las escuelas públicas.
El Gobierno central impulsó en 2008 un plan que preveía crear 300.000 plazas, que era la oferta desatendida que se calculó entonces. Pero a mitad de camino llegaron los recortes —aquel plan se eliminó cuando se habían creado solo 71.000 puestos— y las subidas de precios en buena parte de España, que expulsaron a muchas familias que no lo podían asumir. En Madrid, en 2012, el encarecimiento fue de entre el 20% para las rentas altas y el 175% para las más bajas con niños menores de un año; hubo una subida de hasta el 75% para las medias y altas en Galicia; en la ciudad de Barcelona el incremento supuso más de un 33%; en el municipio de Murcia se dobló en 2013... Mientras, en otras comunidades como las dos Castillas o Andalucía se han mantenido o apenas se han encarecido, con lo que han aumentado las diferencias dentro de España.
Unas distancias que, aunque presentan unos porcentajes parecidos en todos los tramos de renta, llaman más la atención cuando se pone el foco en las más bajas. Por ejemplo, en un hogar de tres miembros (padre, madre y un bebé menor de un año) que viva con 645,30 euros al mes, 9.045 al año, es decir, el equivalente al Salario Mínimo Interprofesional de 2014. Esta familia no pagaría nada por la escolarización y el comedor en Asturias, Aragón o Andalucía; y tendrían una cuota pequeña en Galicia (16,86), Castilla-La Mancha (30,6 euros) o Castilla y León (35,35). Pero abonarían más de 100 euros en Navarra y de 200 en Madrid, País Vasco o La Rioja.
En estas dos última comunidades, al igual que en los centros municipales de ciudades como Inca, en Mallorca, los padres no pagan en función de la renta. En estos casos hay becas para las familias con menos ingresos (Barcelona destina el 20% de lo que pagan todos los padres a estos menesteres) y muchas veces también hay cuotas especiales y exenciones en los casos de discapacidad o situaciones socioeconómicas de exclusión en los que hayan intervenido los servicios sociales.
En el caso de la Comunidad Madrid, donde la gratuidad total se eliminó en 2008 para las rentas más bajas —“un alto porcentaje de familias con cuota cero no llevaba regularmente a sus hijos”, argumenta un portavoz—, existen esas reducciones y exenciones solo “para las familias que acrediten especiales dificultades para el pago de las cuotas”. Esas exenciones llegan al 3% de los alumnos.
Además, en algunas ocasiones, aunque haya bonificaciones y facilidades para alumnos de entornos con pocos recursos, el problema es acceder a una plaza. En las escuelas municipales de Hospitalet o Barcelona, la renta da muy pocos puntos a la hora de competir por una plaza pública; lo que más vale es la cercanía, tener ya hermanos en el centro o tener a los dos padres trabajando.
[...] Con el aumento del paro en los últimos años, se supone que más padres y madres pueden quedarse en casa cuidando de sus hijos; en la mayoría de las escuelas públicas, como ocurre en Hospitalet, resta puntos a la hora de conseguir una plaza que alguno de los padres no trabaje. Esta medida puede resultar lógica en principio —si se mira solo desde el punto de vista de la conciliación de la vida familiar y laboral y no del educativo, claro—, pero provoca situaciones perversas, en las que el cuidado de los niños dificulta la búsqueda de trabajo e, incluso, empuja a rechazar ofertas.
[...] Esta es, probablemente, la nueva (y agravada) cara de un problema que ya detectó una encuesta del INE en 2010, que decía más de medio millón de personas habían dejado de trabajar o habían reducido su jornada para cuidar de sus hijos porque los servicios escolares y de cuidados eran muy caros.
[...] 

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