sábado, 19 de julio de 2014

"Los principios pedagógicos de la LOMCE" (Ángel Sabín)

Ángel Sabín nos envía el enlace a su artículo publicado en angelsabin.wordpress.com:

Peligra la educación obligatoria común.
La lógica de esta reforma: encauzar a cada estudiante en su trayectoria.

Detrás de toda ley hay una filosofía y en el ámbito de la educación se manifiesta especialmente por la influencia ideológica y por su repercusión en la organización social. Desde 1857, en que se establece por ley la obligatoriedad escolar, nos hemos movido en una doble realidad: por un lado, la de los sectores dominantes con su educación elitista, llevada a cabo mayoritariamente en centros religiosos; por otro, la mayoría de la población que ha vivido con el incumplimiento sistemático de ese derecho a la educación, que  el Estado tiene la obligación de asumir y que solo se ha hecho efectivo en los últimos cuarenta años.
La LOMCE establece un nuevo modelo educativo que plasma en la organización de las enseñanzas y en unos principios pedagógicos para el logro de sus objetivos. Pero en la LOMCE no se tocan apenas los principios y fines de la educación de la LOE por ese artificio cínico de decir que no hace una nueva ley sino “una modificación limitada en algunos apartados”, tantos que es radicalmente opuesta a aquella.
La educación obligatoria
Es un derecho humano universal, reconocido en la Declaración de 1948, que supone un deber para toda la población y que debe ser satisfecho en condiciones de igualdad y con gratuidad. Pero conviene echar un vistazo rápido al camino recorrido. La Ley Moyano (1857) establece la obligatoriedad escolar entre los 6 y 9 años que los padres podían hacer efectiva en sus casas o en establecimientos particulares; en 1873, la Primera República española prohibió el trabajo infantil para menores de 10 años, lo que no se cumplió hasta bien entrado el siglo XX; en el Código Civil de 1888 se fijaba la obligación de los padres de educar a sus hijos “con arreglo a su fortuna”; la Constitución de 1931 declara que la enseñanza primaria será gratuita y obligatoria entre los 6 y los 12 años; la LGE, de 1970, amplía la escolaridad obligatoria hasta los 14 años; en la Constitución de 1978 modifica el concepto a “enseñanza básica” (Primaria + Secundaria obligatoria), que será obligatoria, gratuita y efectiva desde 1990 con la LOGSE.
Hasta esta última etapa, la escolarización obligatoria no es tal al no cumplirse las condiciones fundamentales: acceso material a un puesto escolar, poder asistir con normalidad y poder prescindir del trabajo infantil. Basten como ejemplo los 725.000 puestos escolares aprobados en los Pactos de la Moncloa para 1978. Esta etapa de escolarización llegaba hasta los 11 años y ahí acababa. Los que fueran a continuar estudios de bachillerato iniciaban otra etapa a los 10 años, que era restringida en plazas, selectiva y con una ideología favorable a la privatización. Téngase presente también la distribución de la población rural y urbana en España y los recursos económicos familiares para ver las posibilidades de escolarización y progreso.
La ampliación de la escolarización
La primera ampliación, hasta los 14 años, se hace en la Ley de 1970 como una prolongación de Primaria y con un nuevo concepto: educación general básica. Organizada en ciclos y ámbitos de conocimiento, rompe la separación que se producía a los 10 años, elimina los controles de exclusión y da responsabilidad a los profesores en la metodología y en la evaluación, que será más cualitativa que cuantitativa (los informes), aunque mantenga una doble titulación al final de la etapa. Fue un avance para los nacidos a partir de comienzos de los sesenta.
La Secundaria Obligatoria, ampliada hasta los 16 años con la LOGSE, está todavía en vigor. Supone dos cambios fundamentales: consideración como “educación básica” y, por tanto, obligatoria y gratuita; y separación de la E. Primaria. Por tanto, cuando Felipe VI, el rey mejor formado, tiene 22 años, se pone en marcha el nuevo sistema educativo, de escolarización plena, que parte del reconocimiento de que todos pueden ser educados y todos deben ser educados, sin exclusiones, hasta los 16 años. Así, la educación obligatoria alcanza su dimensión social al resolver el dilema entre un sistema selectivo tradicional -seleccionar a unos pocos- en favor de mejorar la formación de todos. Como principio pedagógico plantea llevar a cabo una “escolaridad igual para sujetos diferentes en una escuela común”, como la define Gimeno Sacristán.
Sin embargo, hay condicionantes que dificultan la educación comprensiva e inclusiva, como son: formar parte del nivel de la enseñanza media; estar impartida por un profesorado con hábitos docentes del bachillerato anterior con unos alumnos ya seleccionados; tener un currículo cerrado; el rechazo de algunos sectores del profesorado; y la influencia del pensamiento neoliberal en la educación, que plantea reducir el gasto público e impulsar la privatización.
Planteamiento de la LOMCE
Respecto del sistema educativo actual, reconoce como “logro de las últimas décadas la universalización de la educación, así como la educación inclusiva”, pero que, añade, “no permite progresar hacia una mejora de la calidad educativa”, y cita como ejemplos la tasa de abandono escolar temprano y el déficit de alumnos excelentes.
Respecto de los alumnos, afirma que todos los estudiantes poseen talento, pero este talento difiere entre ellos. Esa diversidad debe llevar a una estructura educativa con diferentes trayectorias que faciliten la empleabilidad y estimulen el espíritu emprendedor. Esta es la expresión de su filosofía, el innatismo. Los estudiantes tienen un destino prefijado y su educación ha de adaptarse a los límites de cada uno y seguir su trayectoria. Nada que vislumbre posiciones sociológicas y pedagógicas progresistas que consideran que los límites del individuo tienen origen cultural y social. Se completa con la apelación a la responsabilidad prioritaria de las familias en la educación de sus hijos, en la que subyace la ideología favorable a la privatización.
Principios pedagógicos
Como dice en el Preámbulo, “la lógica de esta reforma” se basa en encauzar a los estudiantes en sus respectivas trayectorias, estos es, colocarlos en su sitio. Se descarta una enseñanza obligatoria común y se opta por una selectiva. ¿Cómo hacerlo? Ese es el nuevo modelo pedagógico.
Este es el proceso ideado y que ha llevado a la clasificación de las asignaturas en troncales, específicas y de configuración autonómica para fijar un currículum común y cerrado en el que basar las pruebas, también comunes. Para ello, dice en el Preámbulo, se hará un “refuerzo de los conocimientos instrumentales” y modifica el punto de la LOE referido a la finalidad de la Educación Primaria al insistir que es “facilitar a los alumnos los aprendizajes [...]” o “la adquisición de nociones básicas […]”
Esto supone un cambio radical respecto del modelo de educación obligatoria que se viene concretando desde la LGE. Los alumnos no son iguales, son diversos, pero ahora han de seguir un currículo cerrado, con una mayor homogeneización impuesta por los contenidos, por las pruebas, por las normas de evaluación y por una metodología más rígida sin que se pueda atender a su diversidad. Los alumnos que se salgan de la norma irán del lado de la exclusión y, en los momentos decisorios, no tendrán el apoyo de su profesor natural. Estos métodos pedagógicos aprisionan al profesor y le obligan a elegir, en su práctica docente, entre una enseñanza que trate de guiar, de orientar el crecimiento de los alumnos, diversos en cada grupo, o una enseñanza impositiva y rígida, aun sabiendo que conduce a la exclusión a una parte de ellos. No olvidemos que se trata de la educación obligatoria.
La educación primaria merece un comentario aparte por los cambios pedagógicos que introduce, aunque no sean visibles por ese método de modificar aspectos parciales y no plantear una propuesta global sobre la etapa. Estos son los más significativos (apartados 7 a 13):
a)“La finalidad es facilitar a los alumnos y alumnas los aprendizajes (recogido de la LOCE), frente a “proporcionar una educación que permita afianzar su desarrollo personal y su propio bienestar”.
b)“Prepararlos para cursar con aprovechamiento la Educación Secundaria Obligatoria”, con lo que quita el carácter autónomo de la etapa, que es de formación común y básica, y la convierte en propedéutica, con el apoyo extra que recibirá de un currículo cerrado, controlado por dos “evaluaciones de etapa” y cuyo “resultado se expresará en niveles”.
c)Suprime los ciclos y la organiza en cursos, eliminando, sin más explicación, un principio recogido en todas las leyes –y son muchas- desde la LGE. Los ciclos tienen una justificación psicológica y pedagógica en función de los distintos ritmos de aprendizaje de los alumnos y deben permitir a estos y a sus profesores ir alcanzando el grado de madurez correspondiente. Pero este cambio es consecuencia de la finalidad propedéutica: hay que ir superando las barreras (currículo cerrado para los aprendizajes) curso a curso o, como se dice ahora, “partido a partido”, y ya sabemos las consecuencias.
d)Suprime las áreas de conocimiento por “conocer los aspectos fundamentales de las Ciencias de la Naturaleza, las Ciencias Sociales, la Geografía, la Historia y la Cultura” (Ciencias, Geografía e Historia decía la LOCE), esto es, por asignaturas. Adiós al “conocimiento del medio natural, social y cultural”. Asignaturas con currículo cerrado para el control en las “evaluaciones de etapa”, con lo cual ya se verá qué espacio queda para la innovación de la práctica docente, para la atención a los que presenten cualquier diferencia.
e)Las evaluaciones de la etapa son dos, en 3º y 6º cursos, y se basan en “estándares de aprendizaje evaluables”, fijados por el Gobierno en el currículo básico. La calificación –que se expresará en niveles- será en tercero favorable o desfavorable; en la de sexto es Insuficiente, Suficiente, Bien, Notable o Sobresaliente, según recoge el Decreto del currículo básico de Primaria. Esta es la plasmación del objetivo de asignar a cada alumno su trayectoria, que se precisa en las dos citas siguientes del decreto en cuanto a la clasificación al pasar a la secundaria obligatoria: “Con el fin de facilitar la transición desde la Educación Primaria a la Educación Secundaria Obligatoria, se prestará una especial atención a la coordinación entre ambas etapas para salvar las diferencias pedagógicas y organizativas y los desajustes que se puedan producir en el progreso académico del alumnado, para lo que se tendrá en cuenta, entre otros mecanismos, el informe indicativo del nivel obtenido en la evaluación de tercer curso de Educación Primaria y final de Educación Primaria”. “Se atenderá especialmente a los resultados de las evaluaciones individualizadas de final de etapa”.
f) La práctica docente se verá influenciada por los aspectos anteriores. La programación tendrá un marco cerrado, curso a curso, y tendrá que decidir qué métodos emplear para cumplir unos objetivos homogeneizadores, evaluados fuera del centro. ¿Cómo atender la diversidad de alumnos del grupo? En ese debate, la rica experiencia de generaciones de maestros – y los movimientos de renovación pedagógica-, trabajando con unidades y materiales diversos, con metodología activa y experimentación, puede acabar abdicando ante el libro de texto, ante materiales estandarizados. La autoridad del profesor, reconocida en cuestiones de disciplina, se le quita en su labor pedagógica, porque entenderá que la progresión del alumno ya no es su última responsabilidad, sino de profesores externos con evaluaciones externas. Como indica Gimeno Sacristán, se produce una “deshumanización de la práctica docente”, unida a una transmisión de contenidos que, en vez de ser “alimento para gozar”, se convierte en “pócima obligatoria”.
En la Secundaria Obligatoria se intensifican estos aspectos por las “diferencias pedagógicas y organizativas” y ya reconoce que se van a producir “desajustes en el progreso académico del alumnado”. El extremo negativo de esos desajustes es el “fracaso escolar”, consecuencia lógica de la escolarización universal, que Wert usa como justificación de las medidas selectivas. Se habla de equidad y de igualdad de oportunidades, pero no da a todos las mismas condiciones y, a la par, aumenta la clasificación de los alumnos. Otro desajuste, que se ha achacado mucho, es el descenso de la calidad de enseñanza, sobre el que en la LOMCE se dice que “no hay mayor falta de equidad que la de un sistema que iguale en la desidia o en la mediocridad”, aunque en otro sitio diga, confirmando datos de PISA, que “tenemos un sistema educativo más homogéneo que la media, lo que se traduce en un índice de equidad superior a la media de la OCDE”.
En el primer ciclo se concreta ya la exclusión a través de la trayectoria de la FP Básica. Es llamativa la supresión del Programa de Diversificación Curricular que precisamente planteaba una solución a la diversidad de los alumnos con una metodología que propiciaba que un mayor número de aquellos progresasen en la educación obligatoria. En esta falta de atención a los alumnos que no se ajustan completamente a la norma académica, está la causa de la conflictividad y el rechazo al aula, especialmente en los primeros cursos.
El proceso culmina con la eliminación del cuarto curso de esa enseñanza general y común y su sustitución por itinerarios excluyentes y por la prueba de reválida que levanta una valla, con concertinas, que va a dejar muchas heridas en los alumnos y en las familias. No todos van a pasar ya al bachillerato y los que lo consigan se van a encontrar con todas las barrera de un currículo totalmente cerrado y una metodología totalmente homogeneizadora para concluir en la siguiente barrera, la reválida de bachillerato. Y no termina ahí la cosa.

Conclusiones
Creíamos que era natural la educación para todos, como la sanidad y las pensiones, mas la universalidad de la educación ya no lo es. No será igual por la diversidad de recursos disponibles por las familias o por el Estado; por la diversidad de trayectorias; por la desatención a la diversidad; por la diversidad de centros; por los recortes de profesores; por el recorte en las becas. Ha sido una experiencia demasiado breve y parece que volvemos al “educar con arreglo a su fortuna” de 1888.
El derecho universal a la educación se está reduciendo a una mercancía que se puede comprar y vender y por eso se dice que “las trayectorias se conviertan en rutas que faciliten la empleabilidad y estimulen el espíritu emprendedor”. A esa tarea coadyuvan, por un lado, las ideas de privatización y el derecho de los padres a elegir centro; por otro, la diversidad de centros.
Tal diversidad de centros ya es real entre las redes pública y privada, pero ahora se incrementa con la “especialización de centros”, que ya existe en el caso del Bachillerato de excelencia o como se está haciendo con la separación de centros en Secundaria y FP. Este plan se completa con el ranking de centros en el que muchos de ellos ya han hecho una selección previa del alumnado. Se está produciendo una segregación de los alumnos y ese aspecto es muy conocido por la forma y por los centros en que se ha producido la escolarización de los alumnos inmigrantes. Un reportaje reciente explica cómo la mitad de los niños negros y latinos de Nueva York estudia en colegios sin apenas blancos. Ha aumentado la segregación y está aumentando en España. La escolarización universal va por barrios y así se explica en la LOMCE: ”La escuela, y en especial la escuela pública, ha encontrado su principal razón de ser en la lucha contra la inevitabilidad de las situaciones de injusticia o de degradación que han ido acaeciendo en cada momento de su historia”. Cada uno en su sitio, es decir, en su centro especializado. A lo anterior habría que añadir todos esos factores que conforman el “currículo oculto” en torno a la educación, los centros, los métodos, los profesores, el éxito, la disciplina, las actividades, el bilingüismo, etc.
La educación, en la actualidad, tiene un nuevo sentido social, muy anterior al logro del éxito escolar, tan repetido en la LOMCE. ¿Qué queremos entender por escolarización obligatoria? Al entrar en la escuela, los niños y niñas tienen que ir alimentados, disponer de libros y otro material escolar, tener derecho al comedor escolar, tener los apoyos necesarios para su diversidad, para que puedan progresar sin que venga predeterminado su futuro. (¿Se puede hablar de escolarización universal en la España de 2014 cuando se está pidiendo que se mantengan abiertos los comedores escolares en verano porque hay niños y niñas que no tienen para comer en sus casas?) Ya, cuando entran en la escuela de Primaria, aunque sea un sistema común, se les va clasificando; en Secundaria, donde no se acaba de asumir su carácter común y obligatorio, la clasificación pasa a ser exclusión, en unos casos por los propios alumnos y, en otros, por las barreras que les pone el sistema. Así, la escuela acaba siendo como un nuevo Monte Taigeto, lugar donde los espartanos tiraban a los niños nacidos con defectos.
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* Recomiendo la re/lectura del libro de J. GIMENO SACRISTAN: La educación obligatoria: sus sentido educativo y social, Madrid, Morata, 2000
* La Educación infantil en la LOMCE: ver artículo de Alicia Alonso Gil en el nº 4 del Boletín Colmenar, te quiero verde, de la Plataforma por la Escuela Pública.
Museo escolar de Julio Vázquez, maestro, que recoge cómo fue la escuela desde 1930 a 1980 a través de libros, documentos, carteles, mapas, objetos y materiales educativos. Está en un edificio municipal de Pobra de Trives (Ourense), en el acceso a  dos zonas de extraordinaria belleza natural y cultural: Cabeza de Manzaneda y  la Ribeira Sacra.

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